SEGUNDA SEMANA DE MARZO

¿Cómo podría ser la oración con la que Dios contesta cada vez que los hombres se alzan al cielo y ponen en sus labios el Padre Nuestro?
En la Biblia nos han explicado de mil maneras que Él nos ama mucho más de lo que podamos sospechar.

El “Padre nuestro” de Dios

Hijo mío que estás en la tierra,
preocupado, solitario, tentado.
Yo conozco perfectamente tu nombre
y lo pronuncio como santificándolo, porque te amo.
No, no estás solo, sino habitado por Mí,
y juntos construimos este reino del que tú vas a ser el heredero.
Me gusta que hagas mi voluntad porque mi voluntad es que tú seas feliz
ya que la gloria de Dios es el hombre viviente.
Cuenta siempre conmigo y tendrás el pan para hoy, no te preocupes,
sólo te pido que sepas compartirlo con tus hermanos.
Sabes que perdono todas tus ofensas antes de que incluso las cometas,
por eso te pido que hagas lo mismo con los que a ti te ofenden.
Para que nunca caigas en tentación
cógete fuerte de mi mano
y Yo te libraré del mal,
pobre y querido hijo mío.

(José Luis Martín Descalzo).